CHAKRAS ETÉRICOS

Bailey describe el cuerpo etérico como: "El cuerpo etérico es un cuerpo compuesto enteramente de líneas de fuerza y de puntos donde dichas líneas de fuerza se entrecruzan formando así (al cruzarse) centros de energía".

En sánscrito, estas líneas de fuerza se llaman nadis, y los centros de energía se llaman chakras. Los nadis constituyen una extensa e intangible red de energías, y se dice que el sistema nervioso físico es una expresión de los nadis. Cuando se entrecruzan pocas líneas de fuerza, sólo se forma un chakra menor. Pero cuando se encuentran y entrecruzan grandes corrientes de energía, como ocurre en la cabeza y a lo largo de la columna vertebral, entonces se forma un chakra mayor.

Los siete chakras mayores son: la coronilla, el entrecejo, la garganta, el corazón, el plexo solar, el sacral y el básico. Cada uno de los siete chakras mayores vivifica el área cercana del cuerpo físico, tanto el cuerpo etérico como las partes densas, incluyendo a los chakras menores y a los órganos densos. La salud de un órgano se considera que depende de la situación de su chakra correspondiente, por ejemplo, de si el chakra está equilibrado, demasiado estimulado o poco estimulado.

Un chakra mayor se desarrolla con el tiempo y pasa de un estado adormecido a un estado activo plenamente desarrollado. Cuando un chakra se desarrolla, es capaz de funcionar con fuerzas adicionales y realizar funciones adicionales.

EL CHAKRA DE LA CORONILLA: Vivifica el encéfalo (o cerebro superior) y capta la corriente de conocimiento que produce del cuerpo causal. Cuando está evolucionado, capta la sabiduría del cuerpo causal, las intuiciones de la mente espiritual, y la entrega para el servicio desinteresado de la voluntad espiritual.

EL CHAKRA DEL ENTRECEJO: Vivifica el cerebelo (o cerebro inferior) y el sistema nervioso central (formado por las fibras nerviosas que están en el tallo del cerebro y en la médula espinal). Cuando está evolucionado, este chakra capta la sabiduría, la inteligencia y la entrega para el servicio desinteresado (todas ellas recibidas a través del chakra de la coronilla), que posteriormente pueden servir para controlar y dominar la personalidad. El entrecejo no es el órgano de la creación del mismo modo que lo es el centro de la garganta, pero sí expresa la intención de engendrar que está detrás de la creatividad activa.

EL CHAKRA DE LA GARGANTA: Vivifica los pulmones y las cuerdas vocales, y capta también los pensamientos concretos del cuerpo mental (recibidos a través del chakra del plexo solar). El chakra de la garganta, cuando está evolucionado, responde a la fuerza y claridad del cuerpo causal (recibidas a través del chakra del entrecejo), permitiendo que la creatividad se exprese en pensamientos, palabras y escritos.

EL CHAKRA DEL CORAZÓN: Capta la corriente vital (sutratma) de la mónada, corriente que controla la circulación de la sangre, que a su vez alimenta las células individuales del cuerpo. Este chakra vivifica y controla a la vez el nervio vago, el nervio más ancho del sistema nervioso parasimpático (que activa los músculos involuntarios que restauran la energía del cuerpo). Cuando está evolucionado, capta la compasión del amor espiritual, que es experimentada como un sentimiento de unidad con los demás.

EL CHAKRA DEL PLEXO SOLAR: Vivifica el sistema nervioso simpático (que activa los músculos involuntarios que movilizan el cuerpo para la acción). Se cree que este chakra está desarrollado en el hombre medio, en cuyo caso capta las emociones que pueden incorporar tanto los sentimientos del cuerpo emocional como los pensamientos concretos del cuerpo mental.

EL CHAKRA ESPLÉNICO: Asimila el prana (es lo que vemos, olemos, palpamos... está a nuestro alrededor y forma parte y es el Cósmos) de la atmósfera, que a continuación vivifica todo el sistema de chakras mayores y menores. Se cree que está desarrollado en todos los seres humanos.

EL CHAKRA SACRAL: Vivifica la vida sexual y los órganos de la reproducción. También se cree que está desarrollado.

EL CHAKRA BÁSICO: Vivifica los riñones. Este chakra suministra también el principio dador de vida, la voluntad de vivir, a todas las partes del cuerpo físico, lo cual da lugar a un instinto básico de conservación. Cuando está evolucionado, permite que la entrega para el servicio desinteresado procedente de la voluntad espiritual, sea captado continuamente por el chakra de la coronilla.

Sólo el chakra de la coronilla y el plexo solar pueden recibir directamente las energías de los planos superiores. Todos los demás chakras pueden recibir la energía de un plano superior sólo después de que dicha energía, haya sido inicialmente captada por uno de esos chakras.

Dado que cada uno de los chakras mayores puede vivificar o controlar una parte del cuerpo físico denso, cabría esperar que una persona que ha desarrollado un chakra determinado presente alguna anormalidad en la actividad de los órganos relacionados con el mismo, en el sentido de que está actividad sería de algún modo diferente a la de una persona que tenga un chakra poco desarrollado. A pesar de que la ciencia contemporánea es incapaz de detectar directamente la presencia de un chakra, con los instrumentos modernos se pueden detectar diferencias en la actividad de los órganos relacionados con un chakra. De este modo es posible sacar conclusiones respecto a los efectos psicológicos de los chakras y si un chakra particular está evolucionado o no.

Tarot Sabiduría Metafísica -MARA-

Sanación con los chakras: Zachary F. Lansdowne

 


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