EL KARMA

Lo que es arriba es como lo que es abajo. Como siembres recogerás. A cada acción le corresponde su reacción. los vacios tienden a llenarse. Todo cambia. Da, y recibirás. Las polaridades tienden a equilibrarse.

Karma es una palabra sánscrita que quiere decir: "la reacción sigue a la acción". Quiere decir que lo que se envía, se acaba recibiendo de nuevo. Algunas personas pueden asustarse tanto de este concepto que no se atreven a hacer nada: las "reacciones" de sus errores pueden ser insoportables. Pero dejar de actuar cuando la vida y el desarrollo nos exigen actuar puede producir un problema igual de grave. 

Tenemos la tendencia a colocar al karma desagradable la etiqueta de MALO y al karma agradable la de BUENO. En realidad, el karma no es ni bueno ni malo. Puede ser doloroso, pero también fomenta el desarrollo. Se habla de "buen karma" para describir una situación llena de cosas buenas; pero el problema de desear un "buen karma" es que te puedes meter en situaciones extrañas o difíciles simplemente para que alguien te entregue algo de "buen karma" y te saque de ellas. 

El karma no siempre puede ser conveniente, y caer en hacer cosas buenas sólo para recibir el bien, es a veces, como empezar la casa por el tejado. Lo que hacen las situaciones kármicas es ayudar a las personas a comprender las LEYES UNIVERSALES y cómo trabajar dentro de su marco.

Aprendiendo las leyes del karma y trabajando dentro de su marco, reduces las posibilidades de crear más karma. Los apegos al yo producen karma casi con toda seguridad. Debemos desarrollar una actitud de desapego, que no es lo mismo que falta de interés; la persona puede llegar incluso a interesarse más y a arriesgarse más mientras practica el desapego. El concepto del karma esta expresado en el Antiguo Testamento ("ojo por ojo, diente por diente"). 

El pedir PERDÓN libera energías kármicas. Simplemente por comprender lo que hace, lo que siente o lo que piensa, libera energía kármica. Es útil pedir a Dios, a Jesús o a un maestro espiritual elevado que nos facilite esta liberación. También podemos consumir y quemar karma invocando a la acción a la LLAMA VIOLETA, diciendo el Decreto de : "YO SOY la Llama Violeta que transmuta y consume toda imperfección en mis cuerpos físico, mental, emocional y espiritual, AQUI Y AHORA". 

Tras la liberación debemos cambiar; no sea que volvamos a provocarnos experiencias similares por no haber aprendido las lecciones. La energía de las lecciones no aprendidas se transmite a la oportunidad siguiente de aprender la lección, más difícil para entonces.

Los que crean karma pueden estar aprendiendo y evolucionando todavía, pero a una velocidad menor, por un camino más lento. Los que aprenden a utilizar correctamente sus lecciones y no se dejan atrapar por el apego viajan por el camino más elevado y más espiritual. Éstos aplican más comprensión y más cualidades divinas en sus relaciones. Todos debemos pasar por experiencias de aprendizaje para desarrollarnos; son nuestras actitudes y nuestros sentimientos con respecto a estas experiencias las que determinan el modo en que viajamos por el camino. No debemos aplicar la etiqueta de "karma" a todos los problemas, enfermedades o desgracias. Seguimos un proceso evolutivo, recibimos periódicamente energías nuevas para trabajar con ellas, para aprenderlas y para utilizarlas; se trata de un proceso que refuerza nuestras energías y nuestro modo de emplearlas. Esto, pues, no es karma, sino oportunidades: de crecer y de desarrollarse.

El hecho de aprender a determinar la diferencia entre el karma y las oportunidades puede hacer variar el modo en que actúes o reacciones ante los estímulos. Ante una oportunidad, cuando una situación requiere crecimiento y desarrollo, te sentiras EMPUJADO a desarrollarte, a explorar o a ensayar cosas nuevas; puedes tener una sensación de abrir nuevos caminos con tus energías, o de llegar más lejos de lo que te creías capaz. 

Pero si la situación es kármica, te sentirás confuso y ARRASTRADO hacia la acción, como si formaras parte de una obra dramática. Quizás no comprendas entonces, o ni siquiera más tarde, lo que está sucediendo , de modo que lo mejor es que te bases en tus intuiciones. Algunas personas se asoman físicamente a estas situaciones, para recabar información; otras buscan información en los libros o en los maestros. Cualquiera que sea el medio mejor para ti, es importante que te esfuerces al máximo con él y que recuerdes lo que estás aprendiendo.

Existen ocasiones en las que aprender formas completamente nuevas de hacer las cosas; por lo tanto, préguntate a ti mismo: ¿De qué otra manera puedo llevar está situación?. Puede tratarse de una manera opuesta a tu costumbre. El líder puede tener que dejar que otras personas lo dirijan. El seguidor puede tener que asumir el liderazgo.

Existen dos tipos de karma personal: 1) el karma de las situaciones, por lo que todo lo que tú has hecho a otra persona en una vida anterior, te lo devuelve con la misma moneda, la misma persona en la vida actual; y 2) el karma de las actitudes, por el cual, por ejemplo, toda la ira de las vidas anteriores hacia la vida o hacia los demás afecta a todo lo que haces en esta vida actual.

El karma de las situaciones puede alargarse durante muchas vidas; la dinámica sólo cesa cuando una persona se desarrolla lo suficiente para desear cambiar sus acciones o sus reacciones, abandonando así la rueda de esa interacción. 

El karma de las actitudes vuelve a atraer la ira, provocando asimismo miedos y preocupaciones. Tú debes hacerte consciente de todas las actitudes que no te hacen ningún bien y esforzarte por liberarte de ellas. Si te llenas de amor, harás que todos tus actos se filtren por el amor. La mejor solución es un equilibrio del bien para todos los que intervienen; esfuérzate por alcanzar situaciones en las que no haya perdedores.

El karma de los demás: La mayoría de las personas se dejan atrapar en algún momento por el kárma de los demás. Cuando nos preocupamos demasiado por los demás, o nos entrometemos cuando no debemos, estamos atrapados. En vez de preocuparte, envía bendiciones.

Algunos opinan que jamás debemos procurar intervenir para nada en el karma de otra persona. Por otra parte, existe la actitud cristiana de ayudar a aliviar el karma o los problemas de otras personas por medio de la curación, del perdón de los pecados, de acompañar al otro una milla más, de compartir las cargas y de dar. 

Antes de nacer a una vida, participamos en la decisión de qué karma queremos equilibrar y de qué aspectos queremos desarrollar. Cuanto más evolucionada está una persona, más poder de decisión tiene en esta planificación. 

Hay personas que decidieron liberar tanto karma en esta vida, que el hecho de vivirla los abruma; han tomado un bocado tan grande, que no lo pueden masticar con facilidad. Otros pueden tener planes ambiciosos de desarrollo, o eligen la enfermedad como medio para desarrollar la paciencia, la fuerza, la comprensión y el conocimiento de la enfermedad. Una enfermedad puede formar parte del desarrollo total de una familia o karma de grupo

Las personas pueden aspirar a alcanzar determinadas metas a las que no llegaron en una vida anterior; en las relaciones personales, en la carrera profesional, de crecimiento y desarrollo, viajes, actividades artísticas, o cualquier otra faceta de la vida; la energía de esta aspiración no se ha satisfecho y espera una oportunidad de completarse. Las elecciones de cada uno son influidas hasta cierto punto por este impulso kármico de satisfacer los deseos y este es el aspecto positivo del karma.

Tarot Sabiduría Metafísica  -MARA-

Genevieve Lewis


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